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Fútbol
En la zona de promesas
“…Tarda en llegar y al final,
al final hay recompensa.
En la zona de promesas"
Soda Stereo - “Zona de promesas"
Finalmente la segunda bala de Messi en el Maracaná resultó efectiva. Tras el siempre triste recuerdo de la final del mundo perdida frente a Alemania en el mismo estadio (tan lejos, tan cerca!) y de las tres derrotas previas en Copa América de 2007, 2015 y 2016, estas dos últimas en penales frente a Chile, llegó la hora de la justa revancha. Parafraseando la citada canción de Soda que da título a esta columna, Messi y la Selección Argentina perdieron varias batallas, pero siempre supieron regresar. Y así en julio 10, terminaron 28 años largos e impensados de frustraciones, con momentos de gran fútbol y otros no tanto, pero siempre con las manos vacías en materia de títulos a nivel de mayores. Todo terminó en un Maracaná con poco público, por estos tiempos de pandemia en los que se jugó esta Copa.
Como se dijo en la columna previa antes de la final, quizás sin el peso del favoritismo como en 2015 y 2016, las cosas saldrían mejor para Argentina. Y así fue. Los antecedentes en el tiempo cercano en Copa América eran claramente favorables al Scratch, además del factor de la localía. Pero como se vio a lo largo del torneo, y como se está viendo en la eliminatoria a Qatar, Argentina es posiblemente el único equipo del continente que puede disputarle la supremacía actual del fútbol de la región a los cariocas. Y eso se reflejó en los largos 90 minutos del Maracaná. Un solitario gol del siempre certero en finales Ángel “Fideo” Di María, sirvió para sellar el marcador, tras un pase fantástico de Rodrigo De Paul, quien tuvo una actuación consagratoria aquel sábado en la noche. Estuvo en todos los cierres, asistiendo en ataque y vital en su labor en el mediocampo, brillante en ese triángulo clave con Paredes y Lo Celso. Creo que en ese rubro, Scaloni tiene resuelto el camino para el resto
del ciclo hacia Qatar.
Argentina fue superior a Brasil, con un juego lejos de ser vistoso, pero si copando todos los sectores y sin dejar pensar al rival. Creo que la Albiceleste puso el alma en cada jugada y el Scratch no tuvo ese fuego que le permitió ganar la Copa 2019 y que solo se vio en sus dos primeros partidos de este torneo, pues después del choque contra Colombia, Brasil fue de más a menos. En la final no jugó mal, pero solo generó 2 opciones claras de gol, solventadas por el “Dibu” Martínez. Incluso terminó con 4 delanteros, los cuales al final fue más lo que se atropellaron entre sí, que el peligro que generaron. No obstante, hay que señalar el gran partido de Neymar, que Tite sigue siendo un enorme timonel y que además Brasil será candidato de lujo para el Mundial de Qatar.
Esta Copa fue la inesperada consagración de Lionel Scaloni. Inesperada pero merecida. El tiempo dirá si lo de este verano de 2021 es el inicio de una época brillante para el viejo y querido fútbol argentino, o si será un éxito pasajero. Lo importante es la seriedad en el trabajo, el recambio necesario que se ha hecho y que ilusiona con que lleguen otros títulos en el futuro. Finalmente, con la excepción quizás de Sabella, hubo un DT que supo crear “un equipo que jugara para Messi y un Messi que jugara para el equipo” como dijera Jorge Barraza. La renovación de Scaloni ha dado sus primeros frutos y mostró que su decente actuación de la Copa América anterior cuando perdió en semifinales contra Brasil en un muy buen partido, no fue casualidad. Llegó sin generar mayor optimismo (Y me incluyo en este amplio grupo de escépticos), pero está trabajando en la dirección correcta. La espera de 28 años y 6 días, la mayor en la historia de la Selección Argentina en datos de “El Gráfico”, ha
llegado a su fin. Racha con momentos brillantes en rendimiento como la Copa América 2016 (88,89%) y que tuvo 18 torneos entre Mundiales, Copas América y Copas Confederaciones, en los cuales Argentina fue 7 veces finalista. La Scaloneta ha quebrado ese registro.
Nueve de esos torneos, tuvieron la presencia de Lionel Messi, quien fue la gran figura de Argentina en el torneo, así no brillara en la final, donde incluso botó un gol increíble que hubiese sellado el partido. En el torneo, fue el goleador (compartido con Luis Díaz), el mejor asistidor y además el mejor jugador del certamen, lo que le da chances para optar a su séptimo Balón de Oro. Pero eso será otra historia. Lo importante es que Messi finalmente está a gusto en su Selección y se convirtió en el auténtico líder del equipo, para lo cual aquella Copa de 2019 fue un antes y un después en su carácter. El roce con Medel en el partido por el tercer puesto y que incluso derivó en su expulsión, mostró a un Messi diferente y esto fue canalizado positivamente por el grupo. Y por si faltara poco, se sacó aquel karma de no haber sido campeón con la Selección mayor. Afortunadamente para él y para Argentina, esa mochila ya no pesa más.
Punto final de la Copa América de la pandemia. Deja ilusión para lo que resta de Eliminatorias en varios equipos, como Colombia con un meritorio tercer lugar y la irrupción de Luis Díaz como símbolo del equipo y en Perú, de nuevo en semifinales de la mano de Gareca. Y cimentó el poderío de los 2 colosos del continente. Y con el desenlace, seguramente mi tía Chila y mi madre estarán contentas en el cielo. La primera, por el fútbol argentino y la segunda, por Messi. La Copa América #15 ya está en Buenos Aires, tras una larga espera. Tardó en llegar, sin duda. Pero al final, hubo recompensa. Enhorabuena.