La espera de 53 años terminó y la segunda Eurocopa azzurra ha llegado finalmente. Tras los subtítulos de 2000 y 2012, hubo que esperar una eliminación mundialista, una pandemia, un torneo jugado en varios países, 120 minutos y una tanda de penales infartante en Wembley, para que Italia lograra su segunda corona continental. Justo premio al mejor equipo del campeonato, obra de Roberto Mancini tras el papelón de la eliminación rumbo a Rusia 2018. Mancini reorganizó a la Nazionale con un gran Donnarumma en el arco, 2 férreos defensores como los veteranos Bonucci y Chiellini, un jugador de ida y vuelta en la mitad como Jorginho, y dos delanteros en gran forma como Chiesa e Insigne. En mi opinión, fue un equipo que solamente se desdibujó en la semifinal contra España y en la primera mitad de la final. Italia, tal y como en 2006, fue un equipo que buscó el arco rival, que jugó a un nivel muy alto a lo largo del torneo y que llama a la ilusión, pensando en volver a un
Mundial en Qatar.
No fue fácil el partido final para Italia, tras el magnífico inicio de Inglaterra en el PT. Con el apoyo de la afición, sabiéndose local, y ante una oportunidad única de alzar un trofeo de mayores tras 55 años, “Los 3 Leones” se lanzaron al ataque y a los 2 minutos, Shaw abrió el marcador con un gol de camerino. Tras eso, se vino la noche para Italia, pues los ingleses dominaron ampliamente y la pusieron contra las cuerdas. Pero, en el ST, Italia cambió el libreto y tras nivelar las acciones, llegó el empate de Bonucci promediando la segunda parte. Desde ahí, siguió controlando el juego, pero jugando con cautela y así se llega al alargue, tras una jugada clave al final de los 90 minutos, como fue la falta de Chiellini a Saka en la mitad del campo, cuando se iniciaba la carrera del inglés rumbo al arco italiano. Esa acción, ahora denominada “falta táctica”, le mereció una amarilla al recio defensor, pero posiblemente valió una Eurocopa. El alargue no cambió las cosas y tal como
sucediera en las semis de la Euro 1996, se llegó a los penales en Wembley. Y de nuevo, Inglaterra falló en la instancia definitiva, como tantas otras veces. En una tanda que los tuvo en ventaja, se dio la increíble secuencia de tres fallos consecutivos de hombres de ataque, y el error final de Saka hace que Italia se corone en Londres. Y por un curioso giro del destino, en el mismo fin de semana, Argentina e Italia se coronaron campeones continentales en las casas de Brasil e Inglaterra respectivamente, dejando a dos de los rivales históricos de La Albiceleste con las manos vacías. Una especie de homenaje póstumo al Diego, tras su muerte casi 8 meses atrás.
Inglaterra no pudo cerrar su gran torneo, en el que Southgate siguió mostrando la renovación que ha logrado con la selección. La ocasión era propicia en esta Euro itinerante, en la que una sola vez tuvo que viajar fuera de sus fronteras. No fue posible. A pesar de la calidad de sus jugadores, sigue habiendo algo en la mentalidad de los flemáticos ingleses que no permite que den el paso definitivo. Qatar 2022 y Alemania 2024 serán nuevas oportunidades en el futuro cercano. En la final, el equipo no supo estar a la altura del compromiso histórico.
Cierre de un mes fantástico, con fútbol a raudales por toda Europa, cristalizando aquella idea de Platini para los 60 años del torneo. Se vieron grandes partidos, muchas emociones y un nivel enorme, en ocasiones mostrando un gran desnivel respecto a la Copa América jugada en paralelo en Brasil. Italia cierra un largo ayuno continental y se reencuentra con su historia. Fueron “noches mágicas”, como dijera la inolvidable canción de Italia 90. Que sea el inicio de buenos tiempos para la Squadra Azzurra, pues aunque el título se logró en suelo británico, la gloria se alcanzó “sobre el cielo de un verano italiano”.
Germán E. Ocampo
Weston, FL, Julio 18 de 2021 |