Rodó el balón en Brasilia y comenzó la Copa América. De nuevo en tierras brasileras y solamente 2 años después de la edición 2019 que coronó a los de Tite. Cuando se esperaba que esta edición de transición fuera en Argentina y Colombia, con inicio en Buenos Aries y final en La Arenosa, una serie de eventos y circunstancias entre pandemia, salud pública, protesta social, falta de claridad dirigencial y por supuesto, nuestra entropía sudamericana raizal, hizo que aquella Copa Argentina-Colombia 2020 de 12 equipos (Qatar y Australia incluidos) pasara a ser la Copa Brasil 2021 con los 10 de siempre. Así es en América, la del sur. Nuestro destino, para bien y para mal.
Desde su origen en 1916, el Campeonato Sudamericano ha sido un reflejo de nuestra realidad, incluida la futbolera. En sus inicios era anual, luego pasó a ser cada 2 años e incluso en 1959 hubo 2 ediciones en el mismo año. Así cuando surge la Eurocopa en 1960 (Con ediciones cada cuatro años y como un relojito, excepto la actual, pospuesta por COVID) ya nuestra Copa tenía 44 años de existencia y un dominio rioplatense aplastante, con Brasil muy distante, a pesar de su ascenso desde los 50’s. Por ejemplo, los torneos continentales no pararon por la Segunda Guerra Mundial, en años en los que el futbol argentino vivió su época dorada. Así en su larga historia, la Copa ha tenido todo tipo de frecuencias, con períodos de 8 años entre una y otra, como sucedió entre 1967 y 1975, año en que nace la denominación de Copa América y en el que Colombia fue finalista. Entre 1975 y 1983, se pasó a ediciones sin sede fija, con partidos de ida y vuelta. Es decir, de todo ha pasado. “Se juega como se
vive” como bien lo definiera Francisco Maturana.
Hasta que en 1987 se vuelve a la sede fija y cada 2 años, formato que se mantiene hasta 2001, aquella edición que ganó Colombia, invicta y sin goles en contra y con justicia, pues no fue culpa nuestra que Grondona privara a aquel gran equipo de Bielsa de participar en un torneo en el que hubieran sido claros favoritos. Y desde 1993 hasta 2019 se tuvieron 2 invitados para jugar con 12 equipos. Luego, entre 2001 y 2007 se pasó a jugar cada 3 años y entonces se determina que la siguiente edición fuera en Argentina en 2011 y desde ahí se disputaría cada 4 años y así por siempre. Pero esto es Sudamérica y surgió un primer desvío en la ruta, aunque la idea fue buena. Se hace en 2016 la Copa América Centenario, para festejar los 100 años del torneo, jugando por primera vez fuera de Sudamérica, en Estados Unidos y con 16 equipos, 6 de CONCACAF. Y varios dirigentes la vieron desde sus celdas, ya que en 2015 estalló el mal llamado “FIFAgate”, el cual como dijera Jorge Barraza debió llamarse
“CONMEBOLgate”. Entonces con la presidencia de Alejandro Domínguez vino una reestructuración de la entidad, tratando de superar viejas prácticas, sin la certeza de que se haya logrado total éxito en la tarea. Y aparece la opción de unificar el calendario con Europa y jugar la Copa cada 4 años, arrancando en 2020.
En mi opinión, en este punto se debió tomar alguna de estas 2 decisiones: Pasar la edición de Brasil de 2019 a 2020 y a partir de ahí seguir cada 4 años, o jugar en 2019 y de ahí saltar a 2024 y continuar así cada cuatrienio. No se tomó ninguno de esos caminos y como ya estaba previsto hacer la de 2019 en Brasil, se decide jugar la siguiente en 2020 y en sede compartida: Argentina y Colombia. Es decir, serian 4 Copas América en 5 años. Y como si a este coctel tan sudamericano le faltara algo, llegó la pandemia y obligó a aplazar la edición 2020 para 2021 con el correspondiente apretón en el calendario de Eliminatorias. Y surgen 2 nuevos elementos: Por un lado, el aumento del COVID en Sudamérica en 2021, haciendo muy difícil la situación en Argentina y por otro lado, las protestas en Colombia desde finales de Abril, generando problemas de orden público. Y con ello, un sinfín de rumores y situaciones en el último mes como el retiro y/o renuncia de la sede en los 2 países organizadores,
la feria de posibles nuevas sedes desde Chile y Paraguay hasta Estados Unidos, pasando por Venezuela, la crisis sanitaria, la incertidumbre, la presión de los sponsors, la desactualización del álbum de Panini y la decisión final de jugar el evento en Brasil, país con la peor crisis de la pandemia en la región. Y además a pocos días del evento, se dijo que los futbolistas locales no jugarían, con el posible escenario absurdo de una Copa en Brasil y sin Brasil. Así, fue sólo hasta Junio 10, cuando la Corte Suprema de Brasil dio el aval para el evento que finalmente se pudo decir Habemus Copa!
Entonces sin público en las tribunas, la nueva edición tiene el favoritismo excluyente de Brasil, equipo que con Tite tiene una sola derrota en partidos oficiales desde 2016, los cuartos de final de Rusia 2018 frente a Bélgica. En Sudamérica, sólo ha cedido 2 empates en juegos de Eliminatoria entre 2016 y 2021, además de otros 2 en la Copa América que ganaron en 2019, de forma invicta, con mucha justicia y poco brillo. Es un equipo sólido, con grandes jugadores y un DT brillante. De lejos el mejor equipo del continente en estos 5 años, con una superioridad como la de Argentina de Bielsa entre 2000 y 2002 y llega en un momento mejor que en 2019, cuando tuvo altibajos. Debe ganar el torneo sin grandes dificultades. Creo que Brasil nunca ha agradecido tanto una derrota como aquel gol con la mano del peruano Ruidíaz en la Copa América Centenario que eliminó al Scratch y produjo la salida de Dunga.
Posiblemente, el rival más calificado sea la renovada Argentina de Scaloni, en reconstrucción tras el papelón futbolístico y dirigencial del período 2016 -2018. Scaloni tomó el clavo ardiendo después del Mundial de Rusia y tras un comienzo muy dubitativo, enderezó el camino, terminando en un digno tercer lugar en 2019 y arrancó las Eliminatorias con buen paso. Ha renovado el plantel y con Messi al frente, espera terminar una sequía de 28 años, lapso en el cual Argentina ha logrado 4 subcampeonatos en las últimas 6 ediciones, terminando incluso invicto en 2011, 2015 y 2016, pero con las manos vacías al final. No será fácil ganar la Copa, pues el Brasil de Tite está varios escalones por delante, pero la Albiceleste será protagonista. Del resto, Uruguay, Chile y Colombia son los más seguros animadores, pero no lucen como opcionados al título. Por el sistema de calendario que tocó sostener, solamente un equipo por grupo no pasa a cuartos de final y no es un secreto que Bolivia y Venezuela
son los llamados a ocupar esos lugares de retaguardia en esta edición.
Finalmente hay Copa América. Parece mentira. El inesperado local tiene todo a favor para retener la corona. Y cito de nuevo a Barraza: “No pedimos la Copa de todos los tiempos, una decente no más”. Después de todo, es lo mínimo. Y ojalá, en la primera Copa tras la muerte de Maradona, este torneo que nunca ganaron ni el Pelusa, ni Pelé, ni Messi, sea la oportunidad para que en Julio 10, La Pulga vuelva a jugar una final en el Maracaná. Y que esta vez sea con final feliz. Veremos si Tite y el Scratch lo permiten. Dudo que así sea.
Germán E. Ocampo
Weston, FL, Junio 13 de 2021 |