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Claroscuro
El Rito
El fútbol, en mi opinión, es algo mucho más importante que un simple juego de 22 hombres, una mitad en pos de introducir un balón en un arco de tres palos y la otra tratando de impedirlo. El Maestro Tabárez, dijo que "era la cosa más importante dentro de las menos importantes". Creo que es una pasión, que en algunas latitudes incluso ha adquirido status cultural y yendo un poco más allá se podría afirmar que es una religión (desafortunadamente cada vez más mercantilizada) con millones de seguidores, incluyendo quien les escribe, la cual cada 4 años tiene su cita cumbre, su rito sagrado, de un mes de duración aproximada, al cabo del cual se unge un nuevo campeón mundial. Y el rito del 2002, está a punto de empezar, por primera vez en la historia, en tierras de Asia.
Es increíble el magnetismo que este deporte, en general, y que este rito mundialista, en particular, ejerce sobre muchos de nosotros. Alguna vez el autor británico Desmond Morris al escribir sobre el comportamiento humano, reflexionaba sobre la final del 78 y en lo que pensaría un extraterrestre si llegara en una nave espacial y supiera que la atención de miles de millones de personas en la Tierra estaba concentrada en un campito rectangular verde en América del Sur donde unos muñecos albicelestes y naranjas corrían tras una pelota. Definitivamente algo tiene este deporte, pues aquel día yo era uno de los que estaba tras el TV viendo a los muñequitos liderados por Kempes ganar su primer Mundial y jamás he olvidado el espectáculo de los papelitos inundando el Monumental.
Desde el citado '78 (pues en Alemania 74 sólo tenía meses y no pude vivir en directo las gestas de la Naranja Mecánica) he participado fielmente de este rito cada 4 años, el cual ha producido momentos que han quedado grabados en mi memoria, aparte de los ya nombrados papelitos gauchos, como los goles de Paolo Rossi en el Sarriá que acabaron con la ilusión brasilera en el 82, la magia de Maradona al regalarnos el mejor mes futbolero de su vida en México 86 (mundial que íbamos a organizar, pero...), la reaparición colombiana en el 90 y aquel inolvidable gol de Rincón a los futuros campeones, el gran Romario del 94 y el muy buen equipo francés del 98. Recuerdos que hacen parte de la historia grande de los Mundiales, la cual se enriquece con cada nueva versión.
Ya estamos cerca de un nuevo pitazo inicial y el rito se pondrá en marcha. Japón y Corea recibirán a 32 equipos llenos de ilusiones y expectativas y en la madrugada del hemisferio occidental, todos los devotos de la religión futbolera, estaremos pendientes de los movimientos de los dioses del momento. Al fin y al cabo, como alguna vez dijera un entrenador inglés, "el fútbol no es ni la vida ni la muerte, es más importante que eso"